Máximas, Sentencias, Pensamientos y Paremias

Para el autor, trabajar un libro con aforismos, máximas, sentencias breves y paremias no fue una labor sencilla, pues recolectar toda esta información solo demuestra su gran preparación y destreza lectora, puesto que habrá tenido que leer diversas obras, desde jurídicas, históricas, literarias y textos clásicos para extraer los mejores pensamientos. Asimismo, recordemos que los aforismos y máximas del derecho forman parte de una evolución que cada vez, de manera gradual, fue trascendiendo en el tiempo. Estas máximas que se leen en la obra, para muchos pueden resultar como proverbios que aconsejan a los abogados a no repetir sucesos pasados y llevar con dignidad (en alto) el nombre de la justicia, al momento de defender a nuestros patrocinados.

Nuestra carrera, el derecho, se encuentra llena de normas, leyes, principios y reglas que contienen un carácter explicativo y aplicativo para la realidad que vivimos. En el caso de las sentencias o máximas que han sido establecidas por pensadores y juristas anónimos, notamos que en ellas se encuentran mensajes y reflexiones notables que solo mentes prodigiosas puede recomendarnos, aconsejarnos y sobre todo, invitarnos a pensar para saber si nuestro trabajo es correcto o no. Para que el estudio de estos pensamientos célebres, máximas y paremias, los aforismos suelen presentarse como algo imperceptible para el abogado o el estudiante de Derecho, que debe retomar el rumbo de su carrera (si es que siente que se aparta de ella). Varias de estas máximas que leerán —en la obra— fueron elaboradas en tiempos antiguos, pero tras leerla sentirán como si los autores de tales pensamientos lo hubieran escrito para nosotros. La vigencia y autenticidad de la pluma de varios grandes pensadores y juristas aún sigue vigente.

La misión de esta obra, habrá cumplido su objeto si los estudiantes de Derecho y los abogados pueden llevarse a casa un pensamiento diario, pues solo así, esta obra habrá cumplido su misión, ya que pretende ser de consulta para todos. Los juristas y otros autores que han dejado por escrito sus reflexiones, pensamientos, máximas y paremias, desde ya, trascendieron a la inmortalidad del pensamiento jurídico, tan igual o mejor que la formación que recibieron los jurisprudentes romanos.